jueves, 16 de diciembre de 2010

Sembrando Semillas Culturales " Divorciada, Evangelica y Vegetariana", vista por Alberto Ojeda critico teatral venezolano

Con la energía propia de la juventud.
Divorciada, evangélica y vegetariana.
Alberto Ojeda

Avanzan los acontecimientos del XXVIII Festival de Teatro de Occidente y en la noche del 18 de noviembre se nos presentó la agrupación Sembrando semillas culturales con su obra “Divorciada, evangélica y vegetariana”, texto original de Gustavo Ott con adaptación y dirección de Neyda Aular.
Mucha energía transmite el juvenil elenco de la obra y quizá este sea su más grande gancho con el público que ha recibido con agrado el trabajo de la agrupación.
Su presentación en el marco del FTO 2010 es también la ocasión de nuestro cuarto encuentro desde el estreno de la obra y es satisfactorio notar la evolución que se da al calor de las funciones.
Sin embargo, hay observaciones pertinentes. Siempre las habrá porque en teatro, en la vida, todo es perfectible. Y siguen siendo las mismas, problemas con el ritmo hacen demasiado violentas algunas escenas y dejan languidecer otras. Es indispensable y así lo comuniqué oportunamente a la directora, revisar y corregir el trabajo de voz y dicción. Conviene limpiar la escena y evitar los excesos que afean la estética reforzando el valor del gesto en complementariedad con la palabra.
Se trata pues de una agrupación que viene de realizar fundamentalmente montajes de calle y ahora aborda la sala de teatro como espacio para su creación artística. Muchachos y muchachas con una formación apenas incipiente, exceptuando el caso de Karla Soto a quien se ha visto en montajes profesionales en otras ocasiones, jóvenes con una capacidad de riesgo elevada y sentido de compromiso con el oficio.
Una comedia fresca, poco ambiciosa en sus códigos expresivos pero capaz de atraer al espectador explorando las ironías de la vida que unen y separan a aquellas tres mujeres en medio de relaciones marcadas por la hipocresía, el desamor, el conformismo, la confusión producto de avalanchas ideológicas. Tienen tanto de común todos estos personajes. Tanto de cada uno de nosotros.
En el fondo todos estamos divorciados de la realidad, nos hacemos vegetarianos para no asimilarla en todas sus partes y apelamos a doctrinas como mecanismo para evadir la responsabilidad.




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