Romántico verso engalanado de teatralidad deliciosa.
Pessoa.
Alberto Ojeda
Divina nos ha resultado la coproducción de Encuadre Teatral y el TET, inspirada en la vida y los versos de Fernando Pessoa.
Una puesta en escena de marcado estilo vintage en la cual se incorpora el uso del video aportando brillantez a la escena, predispone el ánimo del espectador al disfrute de un espectáculo realmente fascinante y así, nos adentramos en un sueño de amor sublime.
La cuidada estética de la puesta se suma a elegancia plástica del gesto, del movimiento, de la actuación y en conjunción con la extraordinaria selección y ejecución musical en vivo nos llevan a un viaje por la vida de estos dos personajes, sus experiencias y sus perspectivas del amor, tocando tan hondo que alcanzan el alma del espectador para hacerlo sentir de una u otra manera que esa también es su historia, vivida, soñada, anhelada, frustrada… la historia particular de cada uno.
Es un compromiso tremendo asumir la tarea de trasladar versos al teatro sorteando los puntos intermedios del recital y la lectura dramatizada. Difícil además conservar el ánimo etéreo de la poesía involucrándolo en una estructura dramática coherente y accesible al público. Sin embargo, esta obra lo logra y a si se concreta un producto escénico compacto, equilibrado, rítmicamente armónico que tan solo tiene una pretensión: enseñarnos que el amor, es lo único que tenemos, lo único que nos queda.
Cualquiera puede pensar que las historias de amor están pasadas de moda pero no es así, basta percibir la sutil energía que emana del espectáculo y se entrelaza con el alma del público.
Entonces reconocemos que el romanticismo no está pasado de moda y no lo estará jamás. Podemos empeñarnos en cerrar los ojos y permitir que el peso del devenir nos arrastre más en el fondo de nuestras almas albergaremos siempre la sublime esperanza de amar.
Felicitaciones a todo el elenco por su muy bien calibrado desempeño técnico sobre el escenario, pero sobre todo, por amar el arte de las tablas y dejárnoslo saber no mediante discursos sino a través de momentos deliciosos como el vivido en la sala Alberto Ravara, centro teatral Herman Lejter de Guanare, la noche del 19 de noviembre de 2010 en el marco del XXVIII festival de teatro de occidente.
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