Identidad mexicana y latinoamericana.
Vacaciones en el Purgatorio
Alberto Ojeda
Sigue el centro teatral “Herman Lejter” en Guanare, Portuguesa, copado por el entusiasmo del público que continúa sumándose a las incidencias del XXVIII Festival de Teatro de Occidente y en el menú de espectáculos internacionales nos encontramos con la representación de México, la agrupación Arte Estudio Producciones y su espectáculo “Vacaciones en el purgatorio”
De entrada, se trata de un espectáculo que fácilmente atrapa y hace disfrutar al público, un homenaje a dos grandes artistas mexicanos como los fueron Pedro Infante y Jorge Negrete quienes con su música dejaron un legado aún vigente para los mexicanos y latinoamericanos en general. Es también un homenaje a la identidad mexicana, visto desde sus personajes populares, a través de la música.
Sin embargo, es el teatro lo que nos ocupa y en este sentido, nos encontramos frente a un montaje de narrativa oral escénica enriquecido con elementos teatrales bien acoplados. Sin pretensiones de exhibir una estructura dramática con acciones bien delineadas, sino más bien presto a contarnos a grandes rasgos la historia de dos estrellas de México y Latinoamérica. Dejarnos conocer sus vidas y aventurándose a especular sobre su psicología para invitarnos a hacer una reflexión amena sobre ese extraño fenómeno llamado “éxito”.
La puesta en escena nos sitúa en el Purgatorio, lugar de purificación final antes de entrar al cielo según el catolicismo, allí se encuentran estos dos personajes y en la confrontación de sus diferencias y puntos comunes permiten al público reconocer que si bien es un homenaje a lo mexicano, de inmediato todos nos identificamos, porque el alma de América es una sola.
Convendría revisar sí, algunos aspectos relacionados al ritmo del montaje pues algunas escenas resultan abrumadoramente largas, haciendo perder el interés en la historia contada.
México nos regaló un grato momento en este FTO 2010 y al mismo tiempo nos invita a sentirnos orgullosos de nuestra identidad latinoamericana. Siento obligado también que pensemos en nuestra identidad como venezolanos, quizá sea tiempo de hacernos más dueños de lo nuestro y nos arriesguemos a expresarlo sin dejarnos llevar por momentos históricos particulares ni intentos de manipulación alguna porque, lo que somos, nuestra esencia, no podrá cambiarla nadie.
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